lunes, agosto 30, 2010

pasarela movediza

Sosténme de los hilos,
hazme sentir firmeza cuando me arrancan el espíritu .
Si no siento tu mano al andar
¿quién camina a mi lado? 
allá la multitud y hacia el rincón mi soledad.
Te quiero de muleta
de escudo y espada
te quiero de defensa
vanguardia y retaguardia.
Sosténme de los hilos y sostén esta mentira
que va cayendo sobre los hombros 
vistiéndome de farsante.
A veces pienso que vamos por la calle
sabiendo sólo tú y yo que somos amantes...
Te converso como siempre lo hago,
holgado,
y tú de agrado recibes lo que digo.
De pronto miro y no estás conmigo,
te has quedado atrás y llevo metros caminando y hablando en solitario.
Me has dejado
solo, abandonado,
después de haberme abierto una herida en la entrepierna.
Y miro hacia atrás, llorando
y estás ahí, de pie con los ojos pasmados, tu cara arrebolada.
Algo te detuvo. Y sigues en espera.
Te miro recorriendo lo que fuimos
cada huella que dejé sobre tu cuerpo,
te miro con la pena escurriéndose como un río.
Sonrío, nervioso y con ganas de llorar
-te dije que me abandonarías, tarde o temprano-.
Sigo caminando esperando que corras tras mi espalda,
pero no, no apareces,
es más, desapareces,
te vas con los peces del río que lloré,
te vas con ellos sin mirar atrás,
te vas.

Sosténme, de los hilos
o de los cabellos
o de los brazos,
o bien escóndeme en algo que no sea de cristal,
escóndeme en un amor difícil de quebrar
y fácil de sentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario