lunes, julio 26, 2010

todo y nada

Soy el siguiente paso esperando en tus caminos
y soy también los caminos que aún no reciben tus pasos.

Soy un gusano atrapado en tu cadáver tibio
o el gélido gusano que simplemente busca abrigo.

Soy la tierra rotando sin frenos
y tus sentidos humanos no lo sospechan.

Soy la tierra y tú el humo que puede destruirme.
Tú el carbón y el motor de las máquinas,
yo la máquina que se enciende para que la manipulen.
Los otros, obreros, utilizándome para obtener su comida.

Soy un topo de un ojo, porque el otro te pertenece.
Salgo de mi madriguera, mi ojo ve luz y después fenece.
El tuyo está cocido por las manos de algún buen zapatero,
la escafandra empañada y la visera de sombra eterna.

En un ataúd. Muerto.

En un bar soy botella mirando a tu vaso
¡no sabes distinguir el vinagre del vino!

No dejas sentirme vivo solapado en las faldas
recostado en la suavidad de las piernas de un prostíbulo.
Porque de mí robaste un cuarto de alma
y la mitad de los pálpitos.
Si te vas procura no llevarte mi vida, calma
aún me siento el dueño... y aún así te la daría.

Máquina... no tengo motor,
estoy paralizado en plena faena,
perplejo y parapléjico si caí de una nube
con un costalazo duro sobre tus penas.

Teodio un profeta
-hablábame al oído,
contábame hasta cien para ver cuánto resisto-.
Y yo respondo Teodio,
tienes razón.
Yo soy el equivocado y unas cuantas las víctimas.



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