domingo, mayo 23, 2010

Tan lejos

Cuando yo era un niño chico miraba a las nubes
como colgadas en las copas de canelos litres y maquis
como soldados cayendo del cielo veía sus pompas
en paracaídas abrazando las hojas
verdes burlonas de cerros maules
y yo absorto contemplaba aquellas ropas de ángel
vistiendo la cima del risco padre del río
y los sueños quizás míos
quizás de risueños primos...
taciturno y sordo decía no me hables
al familiar que en travesía solía interrumpir mi admiración
quería tanto acariciar con mis propias yemas
y sacarle un puñado pequeño al algodón
pero por más que subía cuando llegaba a la nube
pronto ésta se me desvanecía.

Sí, subíamos, yo subía
acompañado de una mochila dibujada de rojo
quizás un poco de abrigo de la mano de algún tierno tío
era invierno y quizás llovía
lo que sé es que yo subía
por este sendero esta huella o esta otra vía
-iba en busca de las nubes- ya lo dije
pero cuando llegaba a tocarlas
un viento me las soplaba y éstas se me escurrían.

Sí, subíamos, yo subía
acompañado de una mochila "de ensoñaciones"
quizás un poco de abrigo del brazo de un buen amigo
era invierno y quizás llovía
lo que sé es que yo subía
por este sendero esta huella o esta otra vía
-iba en busca de la felicidad-
pero cuando llegaba a tocarla
el tiempo se descuadraba y ésta se me escurría.

No importa lo lejos que se encuentren las cosas, es lindo admirarlas, desearlas como incompetentes para alcanzarlas. Ya no me decepciono si en mis manos no agarro un puñado de lo que quiero. Puedo ver que al rededor mío están las nubes... tan lejos, pero quizás deseándome como ya las he deseado todo este tiempo. Es lindo después de todo.
Quizás la felicidad me busca tanto como yo lo hago,
y en esa búsqueda, tal vez, hemos tomado caminos equivocados.

(foto del puente de arcos en Linares (nubes, cerros maulinos... algo tiene))

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