miércoles, mayo 05, 2010

Nadie sabe

ayer

no sé si la vida merece el premio de ser vivida
no sé si merezco el premio de tener vida
¿qué me pasa?
¿dónde se fue mi pasión?
yo mismo la escondí bajo la alfombra de letargo
¿dónde se fue mi pasión?
te extraño
te extraño ímpetu y prado
vehemencia y señuelo
quiero ir más rápido correr al viento
y ganarle
enjugar mis lágrimas
-jugar a las caídas,
pararme-
porque ahora no estoy jugando,
caigo pesado como el plomo
y aquellos inefables vientos no me alan;
las hormigas fortachonas las yeguas de yugo
los bueyes castrados los amigos sinceros
la conciencia de amor en un fruto que ha muerto
la conciencia de esta miseria de la flor que ha enmustiado;
nada, ni saber que voy cayendo, me ha frenado.
Sólo espero no caer de cabeza (quizás no estaría tan mal),
espero caer de pie para volver a caminar.

hoy

¡Qué daría yo por no necesitar de tu columna
de tus extremidades tus miembros!
Pero he visto mi cuerpo cimbrarse sin tu aliento.
¡Qué daría yo por empujarte al abismo,
sí, lo haría!
Pero tengo tu mano pegada a la mía,
si tú caes yo caigo
(y si yo caigo
tú no caes).

Amigos, llegó la hora.
Díganme adiós y un beso.
Odio las despedidas tanto como ustedes me odian.
¡Y yo tanto que los quiero!


mañana

Nadie sabe lo que siento,
soy un cobarde.
Hay un nombre como colesterol en las arterias,
habrá que sacarlo a cuchillas,
a golpes las penas
con cortes de venas.
Nadie sabe cómo me siento.
Adiós.

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