domingo, febrero 28, 2010

¡Fuerza Chile!


A mis pies destrucción.
En el pulcro firmamento, blanca y luminosa,
alumbra mi constelación,
potente junto a la luna,
los senderos que el mar surcó.

La stasis, la hambruna:
el estallido de los desvalidos
sobre lo valioso,
de los pobres sobre los ricos,
de lo pequeño ante lo infinito.

(el desquite de lo infinito
ante lo pequeño)

Ojalá el dulce Orión se acuerde
de a algún ave darle muerte.
Ojalá Sibila transparente
que cataclismo y suerte encumbra,
dé a mi patria algo de tranquilidad.


Caigan mis estrellas sobre las penumbras
y que sus estelas de lumbreras
queden suspendidas en los cielos oscuros
como aquellas tiernas luciérnagas.

Te beso con más fuerza que nunca
enclaustrado bajo la mesa.
¡Nuestra tierra, nuestro suelo
es bendito de Olimpo a Cielo!

Voy donde el trinar desesperado
de los pájaros me llame,
aunque el mar me sumerja,
aunque un mal me alcance.

A las catástrofes hay que ponerle fuerzas
,
a las almas caídas, alas,
para levantar de ruinas
- el recuerdo de nuestras riveras
- de nuestras riquezas
y derrumbar a las burlonas piedras plañideras
que se posan con su muerte
sobre algún hermano.

A todos les brindaría una mano,
y de antemano mucha fuerza.
Los amo,
de Valparaíso a Talcahuano;
de montaña a puerto,
de metrópoli a pueblo.

De aquí en adelante,
que la palabra que más se escuche sea
¡ADELANTE!

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