lunes, octubre 19, 2009

Fotografía pasajera

Estoy atrapado en la telaraña que yo mismo tejí.
Tengo miedo de lo que pueda pasarme.
¿Auto-destrucción? ¿Exterminio del más débil?
¡Pánico! Yo soy el más débil.

Necesito estar seguro de hacerlo
pero estoy asegurado de pies a cabeza:
blindado por el temor...
tan carente de valentía.

Tengo miedo.
Sé que sufriré.
Mañana no seré lo mismo que ayer;
mañana seré triste como una melodía
melancólica de gallo al mediodía.

Sangraré pagando mis pecados.
Tampoco es tan terrible,
pero sé lo que me espera:
ojos clavados, mirada penetrante:
mi padre,
y los llorosos ojos de mi madre.

Quiero un ángel.
Quiero una escapatoria,
desaparecer por un instante
y arrepentirme de lo cometido,
volver en gloria y majestad
y despertar de la pesadilla.

¿Cómo actuar? ¡Una respuesta!
¿Cómo pensar sumergido en problemas?
¿Cómo seguir existiendo si mi repugnancia es materia expuesta?
¿Cómo tener fe si caídos están mis emblemas?

Soy quien no tiene dignidad para refutar un insulto.
Soy quien es afónico a la hora de defenderse a sí mismo.
Quisiera alguna vez haber sido libre,
sinceramente ahora pretendo arrojarme al abismo.

Mi vida es remecida por un gran sismo;
un terremoto de escala mayor,
catástrofe, crisis, muerte.

Mis piernas se debilitan,
caminan cada día con más vergüenza.
En estos momentos en mí no hay fuerzas,
quizá hasta una hormiga puede que me venza.

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