lunes, octubre 05, 2009

Domingo 23. Domingo 4+10+9


La vuelta a la rutina era escoltada por pasiones exacerbadas. No dependían de mí, mucho menos de mi razonamiento. Era una víctima más de los impulsos. Una víctima gloriosa y afortunada, arrojada a los vicios psicológicos y oyente de los lamentos de la esclavitud.
Día Domingo, bastante aburrido; como cualquier otro.
Día en que mi alma vivió enclaustrada bajo cuatro paredes forzada al ocio falso y a las normas de la autoridad. Yo no quise respetarlas pero ciertamente tuve que hacerlo, para satisfacer corazones ajenos, aunque el mío estuviera en pugna con impulsos soñadores y sedientos de libertad.
Pero al cerrar esa puerta y apagar la luz soy yo mismo... porque ni yo puedo verme; no hay sombra, no hay reflejos, no hay ni un indicio de la caricatura que en realidad soy.
Abrir la ventana para encontrarme con el firmamento opaco de esta capital que asfixia y que te vuelve un adicto más del frenesí, era cosa rutinaria. Pero esta vez no hallé lo que pensé hallar. El cielo era iluminado por la brillante luna llena, llena de queso, llena de misterios y de mitos.
Las nubes se desplazaban tan rápidamente que pude sentir el vigor del tiempo.
El viento jugaba a ser artista dibujando sobre las nubes cual telares, que pasaban a convertirse en hilachas de algodón. Estaba a punto de enviarlo a la cárcel por robarme una porción de cigarro.
Una sinfonía sonaba rompiendo lo establecido... ¿Cómo era posible que a media noche sonara un Mozart, un Beethoven, un Vivaldi; sea de quien sea la pieza sonaba preciosa como un tesoro, y se colaba por las paredes para entrar a acostarse a mi cama, esperando que el cigarro terminara de quemarse.
El cielo me inspira ¡Qué daría yo por reposar para siempre sobre aquellos pomposos algodones que cuelgan del cielo!
El cielo santiaguino; carente de estrellas y lleno de tóxicas partículas que se meten por los poros y contaminan los pensamientos con intrépidos instintos de supervivencia.
Un par de reflexiones me llevan a determinar ciertas cosas que no tenían respuesta. En resumidas cuentas; todo lo que soy, y, todo lo que me rodea es una mierda. No es algo despectivo, es un cumplido.
La mierda es un desperdicio, pero un desperdicio deseado por insistentes moscas y mosquitos.
La mierda da asco pero nadie niega el placer que puede otorgar y "sus poderes curativos" al salir de nuestro interior.
Soñar con mierda es dinero y pisar mierda, a parte de ser una pavada, es sinónimo de buena suerte.

Amo mi mierda de ciudad, amo mi mierda de existencia. Amo mi miseria y miseria me remonta a misericordia. ¿Misericordia, de quién si no tenemos a nadie? Misericordia de alguna mierda superior con más moscas.

1 comentario:

  1. POR ROCIO JAVIERA:


    - Te dije ! este fue sin duda el que más me gustó ! (* el segundo xd "Domingo 23. Domingo 4+10+9") Creo que sacas de cosas y experiencinas cotidianas y triviales algo más que la simple lectura que se les da al solo mirarlas de reojo.
    Esos cuestionamientos y reflexiones profundas y personales, a la vez pueden ser tema común quizás para cuantas personas más ! imagínate (: y por lo mismo, a pesar de ser persepciones tuyas, logras que se vean como algo muy cercano y proyectable en uno mismo.
    Una vez te lo dije :O Me gusta este lado tuyo (: y creo que muy pocas personas lo conocen, lo que lo hace aun más interesante.
    Suerte, suerte, suerte ! y Felicitaciones ( :

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