lunes, octubre 18, 2010

Puedo poner señalética que te aconseje evitar el error, pero no prohibirte cometerlo

"padecer no es perecer
ya que la única manera de perecer
es dejando de padecer"
Carmen Colhai
 
  I
Hipocondría de la seguridad
no oigo tu nariz husmeando mis hombros
pero siento cómo husmeas lo que mío es, estando fuera.
Cómo quieres nombrarme
¿a caso Soledad?
porque si quieres ¡házlo!
que desde hace mucho descubrí la naturaleza de las cosas:
los amigos no son precisamente el bien
sustantivo de lo bueno
los amigos son un bien mueble
sujeto al dinero, 
al poder, 
a la fama, 
a la apariencia
Los amigos y su posición solar:
la gente es gélida y es evidente que busca el calor más a mano
pero no es el sol el que irradia su luz por amor
el sol es el que se está quemando.
 
Ícaro, la paradoja de aquel nombre,
aquel hombre quiso ambicioso llegar al sol
búsqueda de la gloria, quizás la búsqueda del calor.
¿Y qué encontró?
El suelo,
después de haber acercado su ventura a lo maligno.
Que el sol es dañino, te digo
y en el pecado se encuentra placer momentáneo
y pronto infierno.
 
Pero si insistes marchar con tus bracitos que amo
al abrazo del enemigo,
¡vamos házlo!
Quizás escojas bien;
si es que lo -que está bien- es lo que todos suelen hacer,
porque mal que mal, todos terminan prefiriéndolo a él.
(lo digo sin envidia = cosa importante)
Lo digo sabiamente:
¿no es el sabio el que se ha sometido a la imprecisión?
Pero abiertas están las puertas
y la boca muy cerrada.
Ahí están tus nuevos amigos
puedes correr a abrazarlos
mientras recorres mi olvido.
Mejor corre a evaluar las condiciones de su adquisición
(no seas mal consumidor...)
La amistad es un mueble que se va deteriorando, cuando uno de sus dueños decide exponerlo a los rayos del sol que se cuelan por la ventana que jamás debió abrirse.
 
II
 
-A modo de secreto- 
1) hice una esfera de papel
2) la pinté amarilla
3) dije: esta es la representación del sol al que todos tienen envidia:
el sol amigo, el sol prudente, el sol que me alivia.
Luego noté que el sol no era concretamente lo que yo quería,
quizás con la luz que muestra se oculta;
su iridiscencia me incapacitó la visión.
 
Me permito decir que mi esfera era más grande que él,
déjame decirte que mi esfera tenía más amor en su núcleo,
más luz verdadera y menos llamas,
más afán constructivo y menos violencia,
más oídos
y menos sordera.
Sí, 
hasta mi esfera era muy grande para representar lo que el sol fue.
Entonces vine y la quemé:
(fuuu) soplé las cenizas
(fuuu) las cenizas se pierden
(fuuu) el insignificante sol se marcha cabalgando
una ínfima partícula de la imagen que yo le creé
(fuuu) la ceniza llegó a tu nariz
y el sol descendió en ella
¡ínfima luz que destella!
quiere quemarte
y yo estoy dispuesto a dejarle:
tristemente

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