domingo, octubre 24, 2010

El nudo

Estuve bajo un cieno ahogado como Ofelia
oh yo estuve a la altura del loto ahogándome como un vacuno
(reiríamos en el sur)
Y ninguna marejada me empujó al respiro
y ninguna sirena despertó mis oídos.
Por eso te quiero,
por que surcaste una tierra que nadie había confiado
y sembraste ahí lo que hoy se cosecha.

Las mentiras se expanden ilimitadamente como estrellas sobre el cielo
alfileres puestos en placas negras
que clavan rumores incendiarios a las susceptibles criaturas
Que me vieron bajo destellos nocturnos...
¿que me vieron?
y todo es una mentira
-porque yo no estaba ahí, estaba contigo-

Me soltaste a las luciérnagas
a los perros y las luces noctámbulas de sus ojos.
Me enseñaste que el miedo a la noche
no es más que el miedo a corrar y dar un tropiezo.
Y no lo notas,
porque nunca nadie nota en lo que yo estoy poniendo cuidado.

Tengo ganas de correr
y tengo ganas de permanecer.
Tengo miedo de irme al pensar que ya comprendí toda tu música,
y darme cuenta que jamás hallé la lógica de tu composición.

Imagino ahora a un mamarracho de mí sin ti
adentrándose en heno pútrido.
A los ojos de mi médula
faldas secas en tranquilidad.

Pero por qué ya no me instas lo mismo
seguimos sin una maquinación consciente
pero esa inherencia de deseo incoherente
está durmiendo, bella.
Y apoya su cabeza
en el limbo
en la ligereza
en la pirámide viscosa
en dientes sueltos.
Estamos sobre algo inestable
porque alguien viene y me cambia el corazón a cada rato.

Quisiera ser como tú
y encerrarme en la conformidad.
¿Por qué soy yo el que reclama,
si soy yo el pésimo? Ah...?

Siento como si dijera:
desvísteme,
pero no tanto como para encontrar mi desnudez;
vísteme,
pero no me cubras el pudor.
No sé qué camino tomar,
las contradicciones me pesan.
No sé qué hacer imperar
si no puedo ordenarte nada,
ya que nada se ordena
cuando se busca hacer de algo, algo perfecto.

Sé que no hay receta para la felicidad,
no sé qué hay que agregar
qué hay que quitar.
Lamento demostrar mi humanidad a la deriva
cada vez que puedo,
o mi indecisión
mi confusión
mi falta de sumisión ante lo que quiera dictar el tiempo
Se debe a que mis exigencias no obedecen a la naturaleza de lo inesperado,
y siempre encuentro el motivo para demostrarlo,
aún cuando corro el riesgo de perder lo que encuentro,
a ti, un tesoro 
tesoro
tesoro
muy preciado.
 Puedo contar con la boca llena
un montón de comida casi digerida 
y un par de mentiras huecas.
Pero no contaré nada mientras,
hasta que la comida haya salido por donde tiene que salir
y la mentira haya tomado consistencia.

-te quiero-

No hay comentarios:

Publicar un comentario