VII R

Mi sur silba como un forastero en mi oído
y canta como artículo de decoración en mis memorias.
Cierro los ojos y transformo el cemento en ripio
para caminar a pie descalzo como mártir de la oratoria.
No hay recoveco donde no se oiga el pidén
y el batir instrumental de aladas tórtolas.

Y las nubes a su ritmo acompañan el canto del pasto al viento,
del trigo al viento, del viento al tiempo.
Y una sonrisa de queltehue
estremece a la hectárea,
nadie entiende la lengua de ave,
todos piensan cosas varias.

Pero el latido de mi corazón no varía,
a pesar de los problemas
y las tormentas sanguinarias.
En el sur estoy bien ¡entiendan!,
necesito de sus onomatopeyas,
sus gentes ¡necesito de ellas!

En mi sur corrí desde pequeño
y hoy corro en cemento.
Mi sur es mí norte,
mi sur es más allá del lugar,
mi sur es la sensación
que quiero prolongar.