sábado, marzo 12, 2011

Me despido de las damas
de piel cristalina
rojas tras bambalinas.
Me despido porque los principes de seda
han traído sus caballos ensillados
especialmente para ellas.
Les harán un circuito, montadas
montadas, les mostrarán lo que tienen.
Y ellas con sus sonrisas lambisconas
preferirán quedarse ahí entre esas piernas
que emanan Olimpo.
No puedes discutir con los preferidos,
no son ellos quienes se eligieron como tal.
Son de nido,
así han nacido.
Mas la mansión, el palacio
que hoy han ofrecido
se esculpieron con mis manos
caliza por caliza.
Babel, nadie entenderá mis reclamos.
Sodoma, mi ciudad se quema en vano.
Pompeya, las cenizas volaron hasta las estrellas.

Sin corazón, sin imaginación
el amor suele ser una gran rifa.
Se aburrieron de las doncellas
y han salido a sus baños.
¡Sodoma!
Montar, el trozo de madera
(la viga)
que queda en pie después de una estampida.

"No hay princesas intactas
sólo hay reinas mojigatas"
-vociferan.

El sudor se reune en mi cuello
ellas me ven, aún ofreciéndome sus besos.
Un armiño se acurruca en la espalda de la dueña,
la ahogaría por las noches
de mi alma poseer aquella prenda.
¡Quiero quedarme con todos los...
lingotes!

De espaldas rectas... los príncipes
y piernas perfectas.
Narices perfiladas
y bajo la cintura aquellas grandes espadas.

¡Me han ganado sin tregua!
Yo sólo los miro desde mi pocilga
cuando por las noches desnudos montan sus yeguas.

jueves, enero 27, 2011

Charmer

Casi nos besamos en la boca
al saludarnos, casi.
Caminamos conversando
entramos, me cuentas tu vida
yo tal vez un poco de la mía.
Exploto, te beso,
me besas
me tocas la entrepierna
y me pregunto
cómo es que haces eso.
Te beso,
me tocas,
me despierto:
todo fue un sueño
es que de alguna manera aún te pasas por mi cabeza
impeutoso quiero escribirte quizás un poema
pero escribiéndolo me doy cuenta de que no vale la pena
ya hablar de ti.

Pensar en ti
me da pena.

jueves, enero 13, 2011

Inodoro

Un minuto conmigo:
y me dan náuseas.
Estoy tan mareado 
que estrello mi cabeza contra los muros.
Tumbado, boca arriba
sobre la cama que aún te respira
la mente también se azota
en las paredes de mis sienes
maullando -qué puedo hacer yo,
no gobierno, aunque quisiese,
el mundo que me creé-
Creía ser el rey
y no soy más que un niño
masturbando la adultez.
Al parecer sigo siendo tan hormonal
e instintivo
tan animal, tan volátil
tan disperso, tan gas
a los ojos de todos
y a los míos que ni siquiera me han podido encontrar
-insípido incoloro inodoro-
(indoloro)
Me agota 
la hiperkinesia cardiaca
me descerebro gota a gota
en la sinrespuesta más macabra.

Tengo el alma náufraga
en las fronteras de mi cuerpo.
Debo arrimarme a un barco de vida
o dibujar mi espíritu dentro de un marco de muerte.
Esta noche mi cabeza se partirá en dos
porque son muchos los recuerdos
que ya no quieren permanecer conmigo
y han levantado una huelga de hambre
porque mucho antes yo les había quitado el alimento.

Mi decisión es tan de olfato como todo lo que he hecho en mi vida,
intuitiva, instintiva, emocional, infantil.

Yo soy el homicida
y también mi propio calabozo.